
Mientras el mesero les llevaba los alimentos, Brenda abordó a su amiga. Desde el lugar en donde estaban sentadas, por la ventana, se podía ver a lo lejos, el Museo Soumaya.
—¿Qué pasa, por qué estás llorando otra vez? ¿Volviste a pelear con tu novio? —le preguntó Brenda a Natalia.
Las dos tomaban una taza de café y un pan de queso. De esas bolitas pequeñas que vienen rellenas de queso Filadelfia.
—Es que —le contestó—, no logro entender porqué no lo hago feliz. Porqué no podemos pasar más de un día sin discutir por tonterías.
—¡Hay por favor! Todas las parejas discuten y pelean —le contestó Brenda—, en realidad eso no es nada del otro mundo. Por otro lado, te dijimos que ese tipo no te convenía, pero no quisiste escuchar.
Natalia llevó su pan de queso a la boca, pero no lo mordió; en lugar de eso, le respondió:
—Creo que tenía una expectativa muy alta de él y, muy en el fondo, pensé que podría cambiar si lo llenaba de amor.
—¿Si lo llenabas de amor? ¡Qué tontería! —le dijo Brenda—, eso no tiene nada que ver con amor. Hombres como él solo utilizan a las mujeres y cuando obtienen lo que quieren las desechan como basura. Solo importa él y después él. Lo mejor que puedes hacer por ti es terminar con esa relación de una vez y dejarlo ir.
—¿Dejarlo ir?
—Sí —le precisó Brenda—. Deja ir ese sentimiento que te causa tanto dolor. Libérate de una vez y comienza a vivir nuevamente. Es hora de salir con nosotras, tus amigas, tu familia ¿qué pasó con tu pasión por el basquetbol? ¿tu blog? Desde que comenzaste con él perdiste tu esencia y tu color. Ahora estás tan opaca que te ves toda gris. Estás junto a nosotras, pero a la vez estás «ausente».
—Es muy difícil para mí —le contestó Natalia—. Una parte de mí está consciente de que es una relación nociva para mí, pero otra me dice que intente alcanzar su corazón.
—Nadie dijo que fuera fácil —le refutó Brenda—, pero creo que entonces no estás lo suficientemente consciente. ¿Por qué tienes que estar con alguien que te hace sufrir? ¿Por qué le tienes apego a alguien que te causa dolor? ¿Por qué no lo dejas ir? Ante todo estás tú.
Brenda terminó su taza de café y enseguida el mesero le preguntó «si deseaba más café». Ella dijo que sí.
—¿Pero qué voy a hacer después de que lo deje? —le preguntó Natalia.
—¡Comenzar a vivir de nuevo!
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Ramsés Organiz
La Filosofía Minimalista
@lafilosofiaminimalista
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