
—A veces solo necesitas dejarlo ir —me indicó Ximena, como si fuera lo más natural del mundo—. ¿No eras tú el que hablaba de dejar ir en el minimalismo?⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Alcé la mirada y regresé a verla. Ella parecía muy segura de sí misma.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
—Si, pero cuando comenté acerca de dejar ir, no dije que fuera fácil. Las personas no son objetos y no es igual dejar ir un objeto a dejar ir a una persona.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
—En eso estoy de acuerdo, pero ¿No crees que después de la tormenta viene un rayo de sol…?⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
—¿Qué? La verdad ahorita no estoy para tus tont…⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
—Si —me afirmó Ximena—, esta sensación pasará y crecerás como persona. Al fin de cuentas, todas las experiencias nos producen un aprendizaje, solo que no siempre lo vemos de esa manera y…⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
—…Y crees que yo puedo hacerlo, solo que el dolor no me deja, pero, si soy fuerte y veo el lado positivo, pasará ¿o no?⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
—¡Vaya! ¡En verdad eres muy inteligente, más de lo que aparentas! —me contestó Ximena exaltada. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Mis lágrimas se detuvieron un poco y traté de reír. Ella me abrazó y me dio un beso en la mejilla derecha. De pronto sentí que una tercera gota de agua recorría mi rostro, pero como ella mantenía el suyo pegado a mi cara no pude ver de dónde provenía. Sin embargo, algo era seguro: no estaba lloviendo, de hecho, cuando ella se separó de mí, pude vislumbrar el horizonte y, al final, el atardecer.
Ramsés Organiz.