
«Y recuerda hijo mío, la vida es como el trayecto de un vagón de tren por las vías».
—Pero ¿y ese mismo vagón no puede regresar por la misma vía?
—Técnicamente sí podría —le respondió su abuelo—. Sin embargo, Ram, en la vida no hay regreso. Lo único que puedes manejar y modificar, brevemente, es el presente.
—¿Es decir que lo que queda atrás del tren ya no puede volver, ni tomando otro tren? —preguntó el pequeño a su abuelo.
—Puedes tomar otro tren; es cierto. Pero en la vida, los acontecimientos que vivimos y que quedan en el pasado ya no puedes volver a vivirlos ni modificalos. Es por eso la importancia de vivir el presente y dar tu mejor esfuerzo para que no tengas nada de que arrepentirte en el futuro.
—¿O sea que si me porto bien, si estudio y trabajo, me irá bien en el futuro abuelo?
—No es una garantía, pero tienes mayores posibilidades si vas por la vida siendo una persona justa y humilde, que se dedique a trabajar y ser buen hombre.
—Entiendo, pero, tengo miedo a equivocarme abuelo y que me arrepienta en el futuro de lo que hice antes —respondió el niño, mordiendo sus uñas y con semblante de nervios.
—Si fuera el caso, hijo, tendrás que aceptar las consecuencias de tus actos. Se llama ser adulto y responsable.
—Eso no suena nada divertido abuelo.
—Nadie dijo que lo fuera. La vida es muy divertida, tanto como quieras, pero no es un juego. Recuerda: «tus acciones en el presente, más las que hayas hecho en el pasado, marcarán el devenir de tu futuro».
El joven reflexionó un momento lo que comentó su abuelo y después expresó:
—¿Puedo continuar jugando con el GameBoy abuelo?
El abuelo suspiró y cerró los ojos un breve momento.
—Sí… por supuesto…
Ramsés Organiz.